¿Cómo saber si experimento altos niveles de estrés y si esto afecta mi salud mental y física?
En entornos cambiantes y llenos de incertidumbre como los que vivimos actualmente, nuestras emociones, pensamientos y comportamientos cambian como respuesta a las situaciones, las alteraciones en la rutina, la información, las expectativas y las especulaciones que hacemos hacia el futuro. Es normal sentirse afectado, pues las exigencias y condiciones están fuera de nuestro control y se modifican de forma irregular e inesperada; esto hace que nuestro proceso de adaptación y ajuste emocional no alcance el ritmo necesario para estabilizarnos antes de que llegue un nuevo cambio.
Nuestra capacidad de adaptación y respuesta depende, no tanto de las circunstancias sino de nosotros mismos, de nuestras experiencias previas (de éxito o fracaso), de los recursos de afrontamiento que tengamos, los aprendizajes logrados en dicha experiencia, la red de apoyo con que contemos, entre otros elementos.
El vivir trae consigo experiencias que pueden causar dolor, amenazar nuestra estabilidad y generar preocupación por el futuro o nostalgia por el pasado. En ese tipo de momentos difíciles es normal sentir temor, preocupación, enojo, culpa, ansiedad o dolor.
Recordemos que el estrés es una respuesta de adaptación física y emocional, es la forma en la que reconocemos y manejamos aquello que percibimos como amenazante sobre nuestra vida o sobre aquello que es importante para nosotros. Para empezar, debemos entender y reconocer que en las circunstancias actuales estamos viviendo bajo estrés.
En el autocuidado de la salud mental, la clave está en reconocer cuando tu “forma de ser, actuar y sentir” se ha alterado, cuando ya no es como solía y empiezas a mostrar cambios de comportamiento, estados de ánimo o de pensamientos que no corresponden a lo que normalmente demostrabas; y esto te produce malestar significativo.
Una forma de reacción frente al estrés o la afectación emocional, es tener sentimientos de pérdida o tristeza. Estos son normales en circunstancias como las actuales, pero si se sostienen durante la mayor parte del día, casi todos los días y durante un período de al menos dos semanas consecutivas sin un cambio favorable, es importante buscar apoyo psicológico.