Psicoterapia para adultos

Durante la adultez, se viven importantes cambios y transiciones, miedos de la infancia y adolescencia se transforman, transladan y/o aparecen otros, experimentamos pérdidas, nos enfrentamos a nuevas alternativas de vida, entablamos relaciones de pareja más formales, iniciamos en contextos laborales, entre otras.

Es la etapa en la que tenemos que alcanzar nuestra independencia económica, laboral, familiar, etc.; encontrar la estabilidad en estos aspectos, no siempre es tan sencillo.

Es cuando en muchas ocasiones, los adultos solicitan apoyo psicoterapéutico; ya sea por dificultades para adaptarse o solamente por requerir un acompañamiento profesional.

Cuando tomemos la decisión de iniciar psicoterapia, es importante estar conscientes de que los cambios se producirán de manera progresiva; es un proceso de "desaprender y reaprender" a modificar patrones de comportamiento y pensamientos disfuncionales, desarrollar recursos, herramientas y estrategias; o potenciar aquellos con los que ya se cuenta.

Normalmente se tiene una gran expectativa de que la terapia "solucionará todos los problemas" que se han tenido durante años y se espera que en pocas sesiones esto se resuelva; o inclusive, que el psicoterapeuta proporcione "una receta mágica para terminar con todo lo que nos produce conflicto".

Pero es casi una utopía, ya que situaciones que nos representen un problema, serán cotidianas en nuestras vidas; lo importante, es cómo abordaremos la situación, qué haremos al respecto y cómo implementaremos una solución que nos favorezca.

Es por esto, que un tratamiento de psicoterapia nos va a contribuir a conseguir verdaderos cambios que impacten nuestra vida, nuestra forma de pensar, actuar y nuestras interacciones.

Por ello es altamente recomendable, hacer verdaderos esfuerzos durante y al finalizar, para consolidar lo aprendido, procurar nuestro autocuidado y así alcanzar un estado óptimo de bienestar.